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Hasta las Mamás Merecen Descanso

Por Neva Milicic, sicóloga.

Cuando las autoras Susan Callahan, Anne Nolen y Katrin Schumann, escribieron el libro que lleva el título que tomé prestado para esta columna, buscaban ayudar a las madres, a cambiar su actitud mental y la rutina cotidiana, a través de un viaje hacia sí mismas que les permitiera cuidarse.

Uno de los elementos claves para las autoras para tener una maternidad positiva, es no perder la conciencia de sí misma. Relatan la experiencia de una de ellas que un día que se sentía tan agobiada por las demandas domésticas se puso a llorar amargamente, después de lo cual decidió hacer tres listas para superar la crisis que estaba pasando.

La primera lista es la de “los no quiero”, que tiene que ver con los límites que es necesario ponerse para no sentirse sobrepasada. Por ejemplo: No voy a trabajar después de las diez de la noche. No voy a aceptar que me endosen trabajos que no me correspondan.

La segunda es la lista llamada “Necesito”. En esta lista —que a mi juicio es esencial— hay una conexión con las necesidades, que son indispensables para conservar un adecuado nivel de salud mental.

Conversando con una madre de familia numerosa. Ella que era sin duda una madre excepcional, me contaba que hizo la siguiente lista: “Yo necesito para conservar una actitud equilibrada y positiva hacia mi familia”:

- Dormir al menos siete horas.

- Que mi familia especialmente mi marido reconozca y valore mi trabajo.

- Tener una tarde para tomar un café con una amigo/a.

- Que mi marido me ayude en forma sistemática, y

- Tener un poco de tiempo para mí.

La tercera lista que las autoras llaman “¡Hazlo tan pronto como sea posible!”, se refiere a esas cosas que figuran entre los pendientes, que se van postergando indefinidamente y que pesan en la conciencia, más que el hacerlo de inmediato.

Esta misma mamá hizo una lista que incluía llevar a sus dos hijas al vacunatorio, inscribirse en un gimnasio, ordenar los clóset y partir a comprarse dos tenidas, porque ella las necesitaba para sentir que se quería un poco. Cuando realizó estos pendientes, relataba sentir una enorme sensación, de liberación, ya que reconocía que el postergarlos le producía preocupación y un cansancio enorme. Cada vez que ponía un ticket a algo hecho, le producía según ella una alegría casi infantil y un gran alivio.

Las autoras plantean que “vale ser un poco egoísta” y tratarse a sí misma con mayor compasión y amabilidad, ya que ello permitirá recuperar el equilibrio emocional, el autocontrol y así podrá ser más paciente con los que están alrededor.

Una madre que no se trata bien a sí misma, con dificultad tratará bien a sus hijos. Es posible que cumpla con las rutinas, pero sus hijos no encontrarán en ella la alegría y la ternura que necesitan para crecer sanos emocionalmente.

Uno de los temas centrales es el dedicar tiempo al cuidado personal. Si las madres que tienen que dedicar tanta de su energía a cuidar de otros, no se cuidan, es normal que a menudo tengan una sensación de fatiga, malestar y tristeza. Por lo tanto en la lista de prioridades cuidarse es esencial, ya que por buena que sea la salud, si no hay espacio para el autocuidado, el riesgo de enfermarse es enorme.

A veces para lograr el tiempo y el espacio para cuidar de la salud y de la belleza, es necesario pedir apoyo a familiares, contratar —si ello es posible— una ayuda suplementaria y si no ver cómo delegar algunas funciones.

Hay que aprender a escuchar al cuerpo, porque él registra las tensiones. Es necesario aprender a escuchar la voz interior que va señalando cuáles son las necesidades de descanso, y buscar caminos para lograr disminuir la sobrecarga que, muchas veces, supone la educación de los hijos. Recuerde que hasta las mamás merecen descansar.